miércoles, 16 de julio de 2008

16-jul: Ljubljana - Pula

Ljublana, el día de la marmota

A las 6:20 teníamos que coger el tren Ljubljana-Opatija (11,80€), pero lo perdimos porque estábamos convencidos de que salía a las 6:40. El siguiente tren no era hasta las 14:55, así que tocaba quedarse tirados en Ljubljana. Lo peor es haberse pegado el madrugón para nada.

Dejamos la maleta en consigna (3€). En el hotel amablemente nos permiten volver a descansar a la habitación que habíamos dejado un rato antes.

Encima en Ljublana no hay muchas cosas que hacer. Un día entero es más que suficiente para visitarlo con tranquilidad. Así que había por delante una mañana "extra" sin nada interesante en el planning. Hora de improvisar y de probar alguna idea distinta.

Ljubljana - Puerta de la Catedral


Así que alquilamos una bicicleta en la oficina de turismo que hay al lado del mercadillo. Es probablemente la mejor manera de callejear por las zonas un poco menos céntricas de Ljubljana. Nos acercamos hasta el parque Tivoli, una gran extensión verde donde se respira mucha tranquilidad. Y después bajamos pedaleando por ambas orillas del río.

Volvimos a la estación con tiempo suficiente para coger el tren a las 14:55. No queríamos volver a perder el tren y quedar encerrados en Ljubljana cual Bill Murray en Atrapado en el Tiempo.

El tren se desliza lentamente por el paisaje esloveno durante las dos horas que dura el trayecto. Es todo muy rural, salpicado de pequeños pueblos y extensos pinares.

Dobrodošli Hrvatska

¡¡Bienvenidos a Croacia!! En tren atravesamos la frontera croata. Al entrar se sube un policía de aduanas al que hay que enseñar la documentación. Con el DNI es suficiente. Curiosamente Croacia en croata se escribe Hrvatska.

La estación de tren de Opatija está a 5 km del pueblo. Según nos comenta un paisano al que pregunto hay un autobús que pasa de vez en cuando. Mientras caminamos hacia el bus se acerca el mismo paisano en su coche y nos baja por 10€. Acaba de hacer un negociete, aunque nos vino bien para no acumular más retraso.

Pillamos el coche de alquiler en Sixt (205 € por 1 semana) y salimos de Opatija conduciendo por la costa. El paisaje está todo plagado de hoteles y apartamentos y la carretera es estrecha y con mucho trafico. Me recuerda mucho a la costa de las Rias Baixas.

En la península de Istria hay una vía rápida interior que va por enmedio de ninguna parte pero que comunica rápidamente (valga la redundancia) los principales pueblos y ciudades. La tomamos y vamos hacia Poreč.

Poreč, el primero de los bonitos pueblos costeros

A la hora de pagar el parking en un parquímetro (en casi todos los pueblos y ciudades la zona centro es de pago), me doy cuenta de que en Croacia hay que usar su propia moneda: la kuna. Sólo cuando te toca utilizar otra moneda te das cuenta de la ventaja que es tener el Euro al menos a la hora de viajar. En Poreč saqué dinero del cajero, pero luego fue difícil dar con una tienda en la que quisieran cambiar billetes por monedas para pagar el parking. Los dependientes me parecieron un tanto bordes. Aparcar en la zona azul costaba 8 kn por hora.

Poreč es un bonito pueblo todo empedrado, que ocupa una pequeña península. Es muy turístico y las callejuelas están abarrotadas de alemanes, tiendas y cafeterías.

El monumento mas destacado es el monasterio de Eufrasio, con unos bonitos mosaicos dorados. Subir al campanario cuesta 10kn y disfrutamos de unas maravillosas vistas de la puesta del sol brillando sobre el Mediterráneo.

Porec


En una o dos horas se completa la visita a Poreč.

Pula, reflejos de Roma

Tomamos nuevamente la vía rápida Y de Istria hacia Pula. En la primera casa con el cartel de sobe (que significa cama) paramos a preguntar. Allí no tenían libre pero nos redirige a una señora que sólo hablaba perfecto croata. Por lo que comprobamos, el inglés esta muy poco extendido. Lo más habitual es encontrar gente que chapurrea italiano y alemán. Regateando un poco conseguimos la habitación por 200 kn. Ningún lujo pero para dormir está bien.

Bajamos a dar una vuelta al centro de Pula y nos encontramos un magnifico coliseo ya con la iluminación nocturna en todo su esplendor. Por lo demás hay una avenida que recorre todo el centro con algunos restos romanos y muchas terracitas y tiendas llenas de turistas alemanes.

Pula


Cenamos en una de estas terrazas, en la pizeria-grill Pietro. Aquí los menús están típicamente compuestos de pescado, mariscos, pasta y pizzas. Se nota la influencia de la vecina Italia. Finalmente pedimos pedimos unos langostinos y vieiras por los que pagamos 240 kn.

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